Antes de la misión de la NASA para explorar Europa, la luna de Júpiter, se completó la verificación del funcionamiento de los instrumentos de observación que lleva la sonda. La llamada 'luna de hielo' Europa es rica en agua en forma de hielo, lo que aumenta las posibilidades de que exista vida en el sistema solar. Los científicos planean buscar rastros de vida aquí a finales de este año enviando sondas de alto rendimiento que puedan detectar rastros de pequeñas criaturas enterradas en el hielo.
Investigadores de la Universidad de Washington y de la Universidad Libre de Berlín en Alemania anunciaron el día 23 (hora local): “Utilizando la sonda Europa Clipper logramos encontrar rastros de vida mezclados en uno de cientos de miles de objetos. «Sobre la exploración de Europa».
Europa es una de las cuatro lunas que orbitan alrededor de Júpiter y su superficie está cubierta de hielo. El hielo se considera la condición mínima para la vida en cuerpos celestes distintos de la Tierra. La NASA también planea lanzar la sonda Europa Clipper en noviembre para buscar señales de vida en Europa. Planeamos enviar un satélite del mismo nombre que orbita Júpiter para estudiar con precisión el entorno de Europa y los rastros de vida.
Europa Clipper está equipado con nueve sofisticados instrumentos de observación para rastrear Europa con precisión. El dispositivo cuyo funcionamiento se ha comprobado en esta ocasión es el 'Surface Dust Analyzer (SUDA)', que se encarga de analizar los componentes del material expulsado de Europa. Se sabe que Europa expulsa constantemente polvo y hielo al espacio debido a su activa actividad tectónica. El analizador de polvo de superficie es un dispositivo que captura las eyecciones de Europa desde el espacio, las ioniza mediante un láser y mide su masa. Comparando la carga y la masa de los iones se pueden determinar los componentes que forman la descarga.
Los investigadores probaron el rendimiento del analizador de polvo de superficie en la Tierra utilizando una bacteria llamada Sphingopyxis alaskensis que vive en los mares de Alaska. Esto se debe a que E. coli, a diferencia de las bacterias comúnmente utilizadas en experimentos, está bien adaptada para sobrevivir en el entorno de Europa. Debido a que vive en un ambiente relativamente frío y puede sobrevivir con pocos nutrientes, si existiera vida en Europa, su composición sería similar a la de esta bacteria.
El investigador de la Universidad de Washington, Fabian Klenner, dijo: «Las bacterias son tan pequeñas que algunas de sus células pueden mezclarse con el hielo expulsado por Europa».
Sin embargo, dado que el hielo expulsado de Europa se mueve a 6 km/s, se realizó una prueba de validación del rendimiento utilizando gotas de agua. Los investigadores colocaron algunas células bacterianas en gotitas y las dispersaron al vacío. Como resultado de capturar y analizar gotas de agua con un analizador de polvo de superficie, logramos detectar con precisión la grasa en una gota de agua entre cientos de miles de gotas de agua. Uno de los componentes principales que forman las células grasas.
El investigador Glenner añadió: «Incluso las partes más pequeñas de la vida pueden determinarse con precisión utilizando un analizador», y añadió: «Espero que esto contribuya a descubrir si en Europa hay materiales que puedan formar vida».
Europa Clipper fue lanzado el 10 de octubre de este año y está previsto que entre en la órbita de Júpiter en abril de 2030 y comience su misión a gran escala. Hay planes en marcha para enviar un módulo de aterrizaje a Europa después de 2025 y buscar señales de vida junto al Europa Clipper. La sonda Júpiter Galileo, lanzada en 1989, marcó la primera vez que se exploraba Europa en 30 años, tras confirmar la posibilidad de que existiera un océano.
Los resultados de la investigación se presentaron en la revista académica internacional 'Science Advances' el día 23 (hora local).
Notas
Avances Científicos, DOI: https://doi.org/10.1126/sciadv.adl0849